Muchos años pasaron desde que el Beato de Liébana volviera de Tierra Santa y de que su famoso códice viera la luz... Años después, como digo, en ese valle se respira espiritualidad, quizás alentada por la humedad, las brumas y la especial tranquilidad de sus gentes. Imperdonable no pasar por allí, entre Potes y Fuente Dé
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